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25.11.15

El posfrentismo, ese misterio

(El Observador) No es obvio hacia dónde apunta la propuesta del posfrentismo de Larrañaga. Por momentos, su discurso parece más cercano al de Mieres que al de Lacalle Pou o Bordaberry. Novick dice querer construir un proyecto político que permita a los electores de oposición votar juntos y desafiar, por fin, la hegemonía del FA. Todos los dirigentes opositores, no obstante, coinciden en la crítica a los flancos débiles de la gestión del FA. También tienden a converger, y desde hace años, en la acción parlamentaria. El proyecto posfrentista, por ahora, no es más que un gran misterio.
Por Adolfo Garcé

(El Observador) Hace un año, en vísperas del balotaje, la oposición lucía hundida en el desaliento. La extraordinaria demostración de poder realizada por el Frente Amplio en octubre (cuando logró por tercera vez consecutiva mayoría parlamentaria) había sido un golpe demasiado duro. Doce meses después el clima ha cambiado radicalmente.

La pobre performance del gobierno en su primer año, la inquietante evolución de la comisión investigadora sobre ANCAP, los bajos niveles de aprobación de la gestión de Tabaré Vázquez, la fractura expuesta que exhibe sin pudor el partido de gobierno cada vez que se trata de asuntos fundamentales (desde la inserción comercial a la reforma educativa), junto a la victoria de Mauricio Macri en Argentina le devolvieron el alma al cuerpo a los partidos de oposición. Vencer al FA ha dejado de parecerles misión imposible. La gran pregunta que circula es cómo. Lo curioso es que las respuestas están lejos de coincidir. Veamos.

Jorge Larrañaga, senador del Partido Nacional, es el dirigente que viene hablando más sobre el “posfrentismo”. Al menos desde hace un mes, está convocando a fundar un nuevo proyecto, “alternativo” al del FA, “superador”, que permita “cerrar la brecha” que separa a los uruguayos. Insiste en agrupar en un “espacio común de ideas” (“republicano y humanista”) a quienes comparten valores, “juntos”, “sin excluidos, sin censurados”. “No es la Concertación ni ninguna otra obra de ingeniería electoral”, explicó la semana pasada en ADM. Pero no adelantó detalles ni sobre quiénes son, concretamente, sus posibles aliados ni sobre cómo se propone avanzar en la construcción de ese espacio posfrentista. ¿Asistimos al lanzamiento de una nueva agrupación dentro del Partido Nacional, a los primeros pasos de una estrategia coalicional que apunta a trascender las fronteras del nacionalismo o a las dos cosas? No está tan claro, al menos por ahora.

Luis Lacalle Pou, senador y ex candidato a la presidencia por el PN, viene teniendo un protagonismo político creciente. Su discurso, hoy por hoy, puede ser calificado de crítica frontal al gobierno. Hace meses se enfrentó con Danilo Astori, acusándolo de deshonestidad intelectual por haber disimulado las dificultades de la economía nacional durante la campaña electoral. Más recientemente, confrontó con el propio presidente Tabaré Vázquez a propósito de las disputas en torno al gobierno de la educación. En líneas generales, está claro que ha dejado de hablar de lo que “está bien”. Ahora, recostándose en la tradición liberal del PN, enfatiza errores y fracasos del FA. No hay señales públicas de ningún tipo hacia los otros partidos de la oposición.

Pedro Bordaberry, senador y ex candidato a la Presidencia por el PC, ha logrado empezar a recuperarse del duro golpe recibido en octubre del año pasado cuando, luego de cinco años de intensa actividad política, su candidatura logró menos apoyo que en el 2009. Como consecuencia de la combinación del magro resultado de octubre y de la derrota de Germán Coutinho, su mano derecha, en la elección departamental en Salto, su liderazgo dentro del PC se ha debilitado notoriamente. Ha dicho públicamente que no sabe si será candidato a la Presidencia. De todos modos, fiel a su estilo, trabaja intensamente en el Senado. Como en el caso de Lacalle Pou no emite señales respecto al planteo posfrentista de Jorge Larrañaga.

Edgardo Novick, ex candidato a la Intendencia de Montevideo por el Partido de la Concertación, está empezando a dejar ver sus cartas. Ahora mismo está de gira por el interior del país. Según ha trascendido, su objetivo es ser candidato a la Presidencia dentro de cuatro años. Pero todo indica que no aspira a competir por la nominación dentro del Partido Colorado (como podía suponerse). Su estrategia parece ser convertir al Partido de la Concertación en una organización nacional.

Finalmente, Pablo Mieres, también senador y candidato presidencial del Partido Independiente, como Bordaberry, trabaja con intensidad en el Senado y en la Comisión Investigadora de la gestión de ANCAP. Además, ha venido impulsando contactos con figuras que el PI identifica como posibles aliados en un espacio socialdemócrata, entre ellos, con dirigentes identificados con el liderazgo de Jorge Larrañaga. Es evidente que el PI está dispuesto a apoyar un proyecto posfrentista sí y sólo sí se trata de un proyecto de centroizquierda compatible con sus convicciones.

Las estrategias, al menos por ahora, son enigmáticas o lisa y llanamente divergentes. No es obvio hacia dónde apunta la propuesta del posfrentismo de Larrañaga. Por momentos, su discurso parece más cercano al de Mieres que al de Lacalle Pou o Bordaberry. Novick dice querer construir un proyecto político que permita a los electores de oposición votar juntos y desafiar, por fin, la hegemonía del FA. Pero de hecho, si su planteo de proyectar el Partido de la Concertación a nivel nacional prospera, tendrá exactamente el efecto opuesto: dividirá, todavía más, la oferta electoral de la oposición. Todos los dirigentes opositores, no obstante, coinciden en la crítica a los flancos débiles de la gestión del FA. También tienden a converger, y desde hace años, en la acción parlamentaria. El proyecto posfrentista, por ahora, no es más que un gran misterio.

Fuente: El Observador (Montevideo, Uruguay)