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17.10.13

Rousseff vulnerable

(Buenos Aires Herald) El pesimismo sobre el futuro de Brasil se ha generalizado. Después de que se celebró el despegue de Brasil en el 2009, The Economist advirtió el pasado mes de septiembre que el país pudo haber quemado su oportunidad de oro para desarrollarse. A pesar de que ha recuperado su aprobación, y ahora es superior al 40%, hay una percepción creciente de que Dilma es vulnerable en las elecciones del próximo año. Afortunadamente para Dilma, la oposición está dividida entre tres posibles candidatos presidenciales.
Por Patricio Navia

(Buenos Aires Herald) Un año antes de las elecciones presidenciales en Brasil, la actual presidente Dilma Rousseff está vulnerable. Si los tres candidatos más factibles de la oposición lograran formar un frente unido contra Rousseff, la gobernante del Partido de los Trabajadores (PT) podría perder potencia después de doce años en el poder. Por su parte, ambiciones personales y diferencias ideológicas serán un obstáculo difícil de superar por los partidos de oposición que aspiran a capitalizar la aprobación de numerosos seguidores de Dilma.

Después que Dilma venció fácilmente al candidato socialdemócrata (PSDB) José Serra, en las elecciones del 2010, se convirtió en la primera mujer presidente de Brasil. Su victoria se debió, principalmente, a la popularidad del presidente saliente. Tras ocho años de un fuerte crecimiento económico y de una reducción notable de la pobreza, Lula se retiró con una alta aprobación y un merecido reconocimiento internacional. Como su sucesora, Dilma se benefició de su abrumadora popularidad. Aunque ella no es tan carismática como su mentor, Dilma ha construido apoyo combinando las políticas de centro izquierda -defendidas por Lula- con una postura firme contra la corrupción.

En sus primeros dos años de gobierno, a pesar del lento crecimiento económico y el aumento de los problemas políticos en su coalición multipartita dominado por el PT, Dilma tenía niveles altos de aprobación. Su fuerte reacción contra los escándalos de corrupción le ayudó, pero la percepción que ella tenía en la prevención de la corrupción en lugar de arrancar una economía estancada, le hizo daño. El pesimismo sobre el futuro de Brasil se ha generalizado. Después de que se celebró el despegue de Brasil en el 2009, The Economist advirtió el pasado mes de septiembre que el país pudo haber quemado su oportunidad de oro para desarrollarse.

Las protestas callejeras que sacudieron a Brasil país el pasado mes de julio, con los brasileños protestando por el excesivo gasto de infraestructura para el Mundial 2014 y los Juegos Olímpicos del 2016, enviaron una fuerte advertencia. La popularidad de Dilma disminuyó de un 60 a menos del 30%. La respuesta lenta y vacilante de Dilma ha erosionado aún más la confianza que los brasileños habían colocado en ella. A pesar de que ha recuperado su aprobación, y ahora es superior al 40%, hay una percepción creciente de que Dilma es vulnerable en las elecciones del próximo año.

Afortunadamente para Dilma, la oposición está dividida entre tres posibles candidatos presidenciales. El ex gobernador y actual Senador de Minas Gerais, Aecio Neves, del PSDB, centro-derecha, que ya ha logrado un golpe en el ring. Desde que Fernando H. Cardoso ha completado exitosamente dos periodos como Presidente en 2003, el PSDB ha perdido tres elecciones consecutivas. Neves, quien nació en 1969, es un líder popular y pragmático cuyo abuelo Tancredo Neves fue elegido presidente en 1985, pero no pudo asumir el poder debido a una enfermedad mortal. Aunque dejó el gobierno en 2011 como uno de los gobernadores más populares de Estado, Neves aparece estancado en las recientes encuestas. Aún tiene que convencer a los brasileños que está capacitado para esta desafiante tarea de ser Presidente del país más grande de América Latina.

El Gobernador de Pernambuco, Eduardo Campos (nacido en 1965) es el líder del partido socialista de Brasil (PSB). Un ex miembro de la coalición gobernante, ha dejado la coalición y está montando un desafío contra el PT para liderar la izquierda política en Brasil.  Economista de formación, Campos compite con Dilma ante el frente tecnócracta, pero es mucho más afable y carismático que la presidente. Aunque Campos es mucho menos conocido que Neves, igualmente aparece desfavorecido en varias encuestas.

El tercer candidato es Marina Silva, una líder carismática que ya corrió como candidata independiente en 2010 y recibió el 19% de los votos. Nacida en la pobreza rural en 1959, Silva  quedó huérfana a los 16 años y se mudó a Río Branco, donde trabajó como empleada doméstica y al mismo tiempo obtuvo una formación académica. Ella se convirtió en política activa como líder sindical y finalmente se unió al PT, donde construyó una carrera impresionante. Después de servir como Senadora Federal y Ministra de Medio Ambiente bajo el presidente Lula, Marina Silva hizo su campaña presidencial independiente en 2010. Después del fracaso de su candidatura presidencial, Marina Silva se ha mantenido políticamente activa. Formó un partido político, pero después de que su partido perdió recientemente su estatus legal, Marina se unió al PSB. Es probable que esto haga reflexionar a Eduardo Campos, para la nominación presidencial del PSB.

Marina Silva está muy por delante de Campos y Neves como el candidato más competitivo contra Dilma. Pero sus opiniones radicales de izquierdas hacen improbables que el PSDB respalde su candidatura si consigue la nominación del PSB. Algunos analistas afirman que ella quedaría como Vicepresidente de Campos y esperaría una carrera presidencial para el 2018, cuando Dilma haya cumplido su segundo mandato.

A un año de las próximas elecciones presidenciales, Brasil lucha por volver al camino del crecimiento económico establecido y el aumento de la inclusión social. La presidenta Dilma Rousseff parece cada vez más vulnerable. Sin embargo, dada la forma en que la oposición se maneja,  con un fuerte PSDB liderado por un candidato suficientemente popular y el centro-izquierda PSB con un candidato prometedor que podría bajarse, la vulnerabilidad de Dilma podría no ser suficiente para negarle su segundo mandato de 4 años e impedirle a su Partido de los Trabajadores un cuarto mandato presidencial consecutivo.

Traducción de Wanda A. Di Rosa.

Fuente: Buenos Aires Herald