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27.11.06

Bolivia y su Constituyente apunada

Por Ricardo López Göttig

Desde hace ya tres meses, la Asamblea Constituyente boliviana se encuentra apunada, sin lograr resolver una cuestión sustancial: con qué porcentaje de los votos se aprobarán las reformas al texto constitucional.

En los comicios para los asambleístas constituyentes, el partido MAS (Movimiento Al Socialismo) del presidente Evo Morales, aspiró a obtener los dos tercios de los escaños, a fin de declarar a esta convención como plenipotenciaria y originaria. A pesar de lograr una importante mayoría, no llegó a acumular el 70% de las bancas, como era su propósito inicial. Es por ello que, utilizando su calidad mayoritaria, intenta emplear el “rodillo” de sus números para aplanar no sólo a la oposición, sino también para barrer con las limitaciones constitucionales y legales a la Asamblea constituyente.

La Corte Suprema logró mantener su independencia al señalar que la Asamblea no puede declararse originaria y plenipotenciaria, por lo cual debe respetar la Constitución Política y la legislación vigente. Este planteo no ha sido óbice suficiente para el objetivo del presidente Evo Morales de concentrar más poder en un régimen centralizado y unitario: de allí que también desconozca las reivindicaciones autonómicas de cuatro departamentos, en los que la ciudadanía se pronunció favorablemente a un esquema federal en los referenda celebrados.

La Asamblea constituyente se halla apunada. Mal de las alturas y, en este caso, de las cimas del poder. La bancada del MAS sigue el mandato del presidente Morales de aprobar las reformas por mayoría absoluta, es decir, la mitad más uno de los votos. La oposición, representada por Podemos y la Unidad Nacional, liderados por el ex presidente Jorge “Tuto” Quiroga y Samuel Doria Medina, respectivamente, llevan la voz cantante en defensa de la legislación vigente y, por lo tanto, exigen que las reformas se aprueben con dos tercios de los votos. A esta postura se suman también los cívicos que reclaman las autonomías de sus departamentos (Santa Cruz, Tarija, Beni y Pando), que son los distritos de mayores recursos, y el histórico MNR.

Cuando se está apunado, el cuerpo desfallece y es preciso descansar para aclimatarse a la altitud. Es sano recordar que hay límites a nuestras capacidades. En las alturas del poder, con oxígeno tan escaso, los gobernantes suelen marearse y olvidan los límites establecidos a sus atribuciones y a su voluntad. Así es como empiezan a morirse las democracias.

Ricardo López Göttig es historiador, investigador de la Fundación Hayek y CADAL, y director del Instituto Liberal Democrático (ILD).