Entrevistas

25.01.06

Jorge Elías:

«Hoy los medios son víctimas y blancos de la mayoría de los presidentes porque consideran que son sus opositores»

«En realidad los medios de comunicación son independientes. Y se llama así ‘medio’, está en el medio entre la gente y el poder político, en este caso».

Realizada el 25 de enero de 2006 en "Apertura Latinoamericana".
Jorge Elías es Secretario de Redacción y columnista de política internacional del diario La Nación, de Buenos Aires, investigador de la Sociedad Interamericana de Prensa, y autor del libro "Maten al cartero. Posdata del asedio a la prensa durante las dictaduras militares del Cono Sur".

Gabriel Salvia: Días atrás escribiste un artículo en La Nación, donde decís que Evo Morales en su discurso de asunción "imitó a algunos de sus pares de la región con consignas contrarias a la prensa independiente". Me podrías comentar un poco más este extracto sobre el discurso de Evo Morales.

Jorge Elías: El discurso de Evo Morales fue al mejor estilo de Chávez o de Fidel Castro. Un discurso improvisado y muy largo, muy extenso, en el cual iba y venía sobre distintos temas, sobre distintos ejes. Y en un momento dado se refirió a determinados periodistas y medios de comunicación a los cuales no identificó, y habló de una suerte de terrorismo mediático. Esto es porque durante la campaña electoral, como en toda campaña electoral, hay medios de comunicación que no siempre comulgan con los candidatos y que no siempre difunden o publican lo que los candidatos quieren. Y esa mención de "terrorismo mediático", a mi me tocó cubrir la campaña también, y en cierta medida los asesores de prensa de Morales lo identifican con lo que llaman la derecha. Entonces la pregunta es qué medio de comunicación no es la derecha según esta expresión. Es decir, qué medio de comunicación no es en el fondo una empresa, qué medio de comunicación comulga con las ideas de ciertos candidatos (salvo que sea un medio de comunicación vinculado con un partido político o con ideas afines a un candidato).

G. S.: Hablemos ahora de los primeros días de gobierno de Evo Morales. Vos ahí en La Nación hacías un análisis del cambio que fue teniendo a la real politik luego de su gira internacional. Contame como ves eso.

J. E.: Bueno, eso fue un poco acomodarse a las circunstancias y más a la realidad que a la ideología. Es decir, en una campaña por supuesto se profundiza en temas y hasta en propuestas ideológicas que pueden conformar a la tribuna, pero cuando ya hay ese clic entre el triunfo en las elecciones y ese período de la asunción presidencial, hay que conciliar posiciones porque al fin y al cabo también hubo oposición y una oposición que representó a determinados intereses o a determinados sectores. Y en el caso de Bolivia en particular, más allá del tema económico, más allá de los recursos naturales que piensa nacionalizar Evo Morales, es decir, sobre todo los recursos del gas y del petróleo, más allá de eso también se aprecia un problema étnico que es muy grande, y también se aprecia un gran bolsón de pobreza. Y una necesidad de cambio que en algunos casos tienen que ser inmediatas porque él también tiene presiones internas, que son muchas. Es decir, apenas gana las elecciones ya la Central Obrera Boliviana le establece un plazo de 90 días para regularizar desde salarios hasta condiciones de trabajo: cosa que ningún presidente, y menos aun un presidente electo puede cumplir.  Entonces yo creo que le esperan unos primeros días muy duros. Ya inclusive hoy se notó que hay descontento con los miembros del gabinete. Es un gabinete muy particular, con una mayoría de indígenas, de campesinos, de activistas sociales, de gente que no tiene nada que ver con el área en la cual se va a desempeñar, pero bueno…como diría el vicepresidente García Linera hablaba de "dolor de parto", a mi también me hizo acordar eso Chávez cuando hablaba de la muerte de un modelo y el nacimiento de otro, y esto parecen ser los dolores de parto de algo nuevo que por lo pronto no tiene una experiencia para decir: "bueno, esto puede funcionar, o no puede funcionar". Es algo nuevo y habrá que ver qué resultados tiene.

G. S.: Ahora, en cuanto a las inversiones que hay en Bolivia, el dato interesante es que muchas de esas inversiones son de gobiernos con los cuales supuestamente Evo Morales tiene buena relación. ¿Cómo crees que va a manejar eso? Me refiero a Brasil y a España, por ejemplo.

J. E.: Él eso lo está manejando de forma muy pragmática. El dato es, por ejemplo, Brasil fue uno de los que apuntaló a través de Marco Aurelio García, enviado de Lula, fue uno de los que apuntaló a Bolivia en medio de las sucesivas crisis que tuvo hasta la caída de Carlos Mesa, el último presidente. En el caso de España, hasta te diría que fue afortunado ese llamado telefónico de la cadena COPE, esa burla, esa imitación de Rodríguez Zapatero, porque le dio pie a que Rodríguez Zapatero, el real, a que lo invitara y con él acordara cuál es su política. Cual es realmente ésta, bueno, la de nacionalizar el subsuelo, hasta la boca de pozo. Y de la boca de pozo en adelante por supuesto favorecer la inversión. Porque esta es la paradoja: tener un subsuelo rico y una superficie pobre. Y el problema es que la superficie pobre, sin inversiones, y sin inversiones que vengan del exterior, porque Bolivia no las tiene, bueno, no se puede explotar. Esto es como si uno tuviera muchas necesidades y conserva toda su riqueza en un cofre: al final no resulta. Inclusive él habló de garantizar las inversiones y garantizar que los que inviertan obtengan su renta porque esta es la realidad. Es decir, una vez que terminó la campaña terminó el discurso para la tribuna. Pero la realidad es que no hay ninguna empresa de petróleo que no se va sin que la echen, y no se vislumbra la intención de echar a nadie.

G. S.: Y ¿qué papel crees que puede jugar Chávez en este gobierno de Morales?

J. E.: Chávez va a jugar un papel político y ruidoso más que otra cosa. Estas son las cosas que por ahí no se ven. Lo que no se ve es que aunque Chávez -digamos que con esto haya ganado su primera elección en el exterior por haber apuntalado a Evo Morales, demás jugó un papel decisivo cuando fueron las crisis, porque Chávez tiene acuerdos con España que son muy importantes. No te olvides que Venezuela hace la compra más importante de la democracia española, en aviones y en equipo militar y de asistencia sanitaria, etc. Esa compra que está trabada ahora por los Estados Unidos porque tiene tecnología norteamericana. Pero Chávez antes de las elecciones jugó un papel muy importante, y ese papel favorece a las compañías, especialmente Repsol, que tienen inversiones en Bolivia. El asunto va ser hasta donde se puede expandir esto, hasta donde puede tener influencia política en la región. Y un factor de distracción que apareció es Ollanta Humala en Perú, que no es Evo Morales. Es decir, acá estamos hablando de un militar, nacionalista, un hombre controvertido totalmente. Vamos a ver cual es el desarrollo que puede tener esto, porque por un lado va a estar Chávez, pero por otro lado vamos a ver a  países que sí tienen injerencia en Bolivia, y sí tienen, no te digo un mandato, pero sí la misión de contener y de apuntalar a Evo Morales. Esos países son Brasil, por un lado, y Argentina, por otro.

Ricardo Lopez Göttig: Jorge, ¿Cuál es tu visión respecto de los devaneos separatistas que en un momento hubo en Santa Cruz de la Cierra? Cómo crees que quedó esta situación?

J. E.: Yo creo que esa situación se va a resolver en lo más importante que va a pasar este año, que va a ser la constituyente. La Asamblea Constituyente en la cual se va a definir cual va a ser el perfil de Bolivia. Se va a definir justamente este tema de la coparticipación. Este tema de los estados ricos, o las regiones ricas, como Santa Cruz o Tarija, que aportan más a las regiones pobres, empezando por La Paz y El Alto, es decir, la zona de la capital. Interés separatista lo hay y se nota, pero no solamente en lo político, también se nota en lo social. Es decir, hay una composición étnica totalmente distinta en oriente y occidente. Evo Morales lo que quiso hacer fue en cierto modo conciliar. El sabe que no es bienvenido en esa región, en la región más poderosa en lo económico, pero quiso conciliar y nombró a dos ministros de Santa Cruz de la Sierra en su gabinete. No alcanza, claro. Yo creo que todo va a terminar en una negociación, porque en realidad ninguna de las dos puede vivir por sí misma: con lo económico sólo no se vive y con lo político solo tampoco se vive. Y en esta oportunidad ya no se está jugando solamente las regalías petroleras, o el tema del gas. Aquí se está jugando el perfil de un país. Y ese perfil del país va a tener que ser el que surja de la asamblea constituyente. En un momento muy particular porque además es la primera vez en la historia que tienen prefectos electos. Es decir, gobernadores en términos de Argentina, que fueron elegidos por el pueblo y no designados por el poder central, lo cual les da a todos ellos mayor autonomía. El de Santa Cruz de la Sierra, por lo pronto, no pertenece al MAS, sino a PODEMOS, o sea, al partido de Tuto Quiroga. Y creo que por ese lado el tema de las separaciones y de las autonomías se puede llegar a resolver. Y llegar a resolver con acuerdos, más que con movimientos separatistas, que los hay pero que no tienen por ahora gran influencia.

G. S.: Jorge, ahora vamos al tema de tu libro "Maten al cartero. Posdata del asedio a la prensa durante las dictaduras militares del Cono Sur". Leía una noticia al empezar el programa sobre la violencia policial hacia un periodista en México, y también leía el informe de Fernando Ruiz sobre los indicadores de periodismo y democracia a nivel local en América Latina, y un problema que él identificaba y del que quiero que me hables un poco es de esta relación de la policía con el periodismo. Como que uno de los males en libertad de prensa en América Latina es el papel de la policía. ¿Vos cómo ves esto y cómo se lo puede cambiar?

J. E.: Sí, en muchos casos no deja de ser un brazo ejecutor del poder político. En las estadísticas o en los registros anuales del Departamento de Estado cuando se habla de violaciones de derechos humanos indefectiblemente tenés policías, ya sean de regiones, de provincias, etc., que están involucrados en casos de asesinatos de periodistas. En Argentina tenés el ejemplo claro del caso Cabezas, en el cual, más allá del artilugio legal, quedan todos en libertad y en su mayoría pertenecían a fuerzas de seguridad, también ahí tenés injerencia, o formación policial, al menos. Pero yo insisto en esto: no es la policía por sí misma. No creo que se pueda generalizar que un policía tenga un encono con un periodista en particular, salvo que ese periodista maneje información vinculada con ese policía. En general, en América Latina, de México hacia el sur, los problemas son más que nada políticos, por un lado, por intereses, que pueden ser, en el caso de México o de Colombia, narcotráfico. En algunos casos también en México por lavado de dinero. Y de México hacia abajo la mayoría también por investigaciones vinculadas con corrupción. Y ahí se pueden encontrar desde jueces hasta policías, no sé, diputados, senadores, políticos, o funcionarios en gestión. El gran dilema es el papel exagerado que se le ha asignado a los medios ante la falta de instituciones. Es decir, cuando no hubo instituciones, y tampoco hoy podemos jactarnos de las instituciones que tenemos, los medios de comunicación ocuparon un lugar que no les correspondía y se esperó mucho de ellos. Entonces hoy los medios de comunicación son víctimas, no gratuitas, pero victimas al fin, de las críticas, y son víctimas y blancos de la mayoría de los presidentes, si vamos al caso; porque consideran que son sus opositores, y que son sus enemigos, cuando en realidad los medios de comunicación son independientes. Y se llama así "medio", está en el medio entre la gente y el poder político, en este caso.

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