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18.05.10

Análisis de las elecciones municipales 2010 en Uruguay

El Frente Amplio perdió cuatro gobiernos departamentales -Salto, Paysandú, Florida y Treinta y Tres- y ganó uno nuevo, Artigas, que se suma a la repetición en Montevideo, Canelones, Maldonado y Rocha. La intendenta electa de Montevideo, la comunista Ana Olivera, obtuvo un 45% de los votos en la capital, mientras que en 2005 Ricardo Ehrlich, también del FA, había alcanzado el 60,9%.
Por Hugo Machín Fajardo

El 70% de los uruguayos considera que la situación de su país “va por buen camino” con el flamante gobierno de José Mujica, el segundo periodo de administración de la fuerza izquierdista Frente Amplio (*). Ese es el primer dato a tener en cuenta para analizar en qué puede incidir el resultado de las elecciones municipales realizadas el domingo 9 de mayo y cuyo escrutinio definitivo se obtuvo el sábado 15 del mismo mes, cuando se confirmó que, por 252 votos, el gobierno del departamento de Florida, ejercido por  el Frente Amplio (FA) desde 2005, pasó a manos del principal partido opositor, el Nacional (PN).

La intendenta electa de Montevideo, la comunista Ana Olivera, obtuvo un 45 % de los votos en la capital, mientras que en 2005 Ricardo Ehrlich (FA) logró el 60,9%, Mariano Arana (FA) el 58,3% en 2000, y 44,9%, del mismo Arana, en 1994. En comparación con las elecciones municipales de 2005, el FA sufrió una importante pérdida de votos en Montevideo y Canelones.

Se eligieron los 19 gobiernos departamentales en que se divide el país, es decir, 19 intendentes y otras tantas Juntas Departamentales integradas por 31 ediles, un poder legislativo departamental en el que el intendente electo cuenta con la mayoría de los cargos.

Por iniciativa impulsada por el ex presidente Tabaré Vázquez, en esta oportunidad se innovó eligiéndose por primera vez a los titulares (un alcalde y cuatro concejeros) de 89 municipios instituidos en todo el territorio nacional.

El escrutinio definitivo consigna que el FA perdió cuatro gobiernos departamentales -Salto, Paysandú, Florida y Treinta y Tres- y ganó uno nuevo, Artigas, que se suma a la repetición en Montevideo, Canelones (segundo departamento en importancia), Maldonado y Rocha.

César Aguiar, de la empresa encuestadora Equipos Mori, recordó a la agencia EFE que "es el segundo retroceso consecutivo del Frente Amplio", tras el registrado en las elecciones nacionales de octubre, cuando "por muy pocos votos logró la mayoría en el Parlamento" y tuvo que esperar a la segunda vuelta para amarrar el triunfo de José Mujica. Además, "en términos de votos, en estas elecciones departamentales cayó entre un 7 y un 10 por ciento respecto a las del año 2005".

El vicepresidente del país y ex ministro de economía del gobierno de Tabaré Vázquez, Danilo Astori, horas después de conocidos los resultados, ha dicho -en entrevista concedida al matutino Ultimas Noticias- que se está ante "el retroceso electoral más importante de la historia del Frente Amplio".

Astori tiene razones que le duelen en carne propia. El voto en blanco en Montevideo (13,8%) es superior al porcentaje obtenido por su sector político, Asamblea Uruguay (10.5%). El aparatismo del FA se ha tragado al FA como tal. Lo dice Astori a su manera:”Basta comparar los porcentajes de participación en alguna estructura del Frente Amplio, con los porcentajes de la correlación de fuerzas en las elecciones para darnos cuenta que algo está pasando”. Y lo dicen las urnas: El Partido Comunista con un 8% del electorado de la capital uruguaya (34.233 votos) impuso en un congreso del FA –mediante una maniobra en alianza con el Movimiento de Participación Popular (MPP), sector político del presidente Mujica- a su dirigenta Ana Olivera como candidata a intendenta, que accede al palacio de 18 de Julio y San José con el respaldo de más de 400 mil votos de la coalición frenteamplista.

La elección de alcaldes no motivó a la ciudadanía que, para empezar, no la entendió y, cae de su peso, no fue bien explicada por los impulsores. En Montevideo, donde la izquierda gobierna desde hace 20 años, la abstención para votar alcaldes fue del 60%.

Los políticos más populares hoy en Uruguay rápidamente tomaron distancia de este resultado adverso. El ex presidente Vázquez, impulsor de la novedad, antes de votar y seguramente con pronósticos serios sobre ese resultado, hizo referencia al cansancio de la ciudadanía por lo extenso del calendario electoral.  Y adelantó su posición favorable a modificar “muy rápidamente” la constitución uruguaya –reformada en 1996- para darle mayor libertad al elector.

Igualmente el presidente Mujica calificó de “fría”  a la campaña electoral  y aseguró que en la mayoría de la población primó "la duda, la incertidumbre y el desconocimiento" del "nuevo escalón municipal".

Respecto a las alcaldías, Maldonado, departamento donde se encuentra ubicado el balneario Punta del Este, si bien fue retenido por el FA, tendrá mayoría de alcaldes del Partido Nacional, cinco en ocho en disputa, incluido el de Punta del Este.

Ninguno de estos datos y aspectos aquí valorados permite hoy inferir consecuencias para el gobierno que tiene cuatro años y medio por delante. Sencillamente porque en la tradición política uruguaya no es en esos planos donde se define un cambio de gobierno. Pueden servir de señales en uno u otro sentido. Por ejemplo, ni el Partido Nacional –que recuperó gobiernos municipales  y pasó de tener nueve a 12 intendencias, ni el otro tradicional partido, Colorado, pueden considerarse victoriosos de algo.

El Partido Colorado retuvo una intendencia (Rivera) y recuperó un importante bastión (Salto). Muy poco para la colectividad fundada por Fructuoso Rivera (1784-1854) y que generó personalidades como las de José Batlle y Ordóñez (1856  1829),  Luis Batlle Berres (1897 -1964) y  que prácticamente gobernó Uruguay durante casi todo el siglo pasado.

En el caso del FA, la advertencia realizada en voz alta por Astori, y por muchos otros dirigentes a la sordina, en estos días está siendo asumida y procesada por la dirigencia política de esa coalición. Hay que esperar para saber si se transformará en cambios en el funcionamiento y la concepción política, en amplitud y en profundidad del FA, o será un sacudón, sin mayores consecuencias, rápidamente relegado. Algo también aplicable a la estrategia de la oposición.

(*) Último Barómetro Latinoamericano de Gobernabilidad 2010. Encuesta que consultó a 11.707 personas de 21 países de América Latina, España y Portugal.